PROCESO DE BOLONIA - CARTA ABIERTA (31-5-2010)






Carta Abierta mayo 2010. Jaime Duró Pifarré



Ante situaciones conflictivas nada mejor que la imaginación, la constancia y tener razón.
Por una infausta y frívola gestión llevada a cabo por no importa quien, los Arquitectos nos encontramos ante una de esas situaciones; sin duda la más grave de cuantas se han producido desde que el buen Rey Carlos III, hace más de 250 años creó la titulación de Arquitecto como exigencia obligatoria para proyectar y construir edificios y, poder ejercer y ostentar el título profesional de Arquitecto en España.
Desde entonces esta profesión ha requerido y exigido el más alto nivel de formación universitaria necesario para el conocimiento académico de todas las técnicas de aplicación en la construcción de edificios y dar respuesta social a la alta responsabilidad asumida. Es nuestra razón de ser.

Desde hace cerca de dos años se viene produciendo un fuerte movimiento en defensa de la profesión, activado principalmente por los estudiantes de Arquitectura de la mayor parte de nuestras Escuelas y por algunos de nuestros Colegios profesionales, en respuesta a la modificación de los planes de estudio propuesta por el Ministerio de Educación, en una singular e interesada interpretación del llamado “Proceso de Bolonia”.

Este movimiento ha culminado con la reciente creación de la Asociación “Foro de la Arquitectura”, con la que los representantes de los estudiantes tan solo han pretendido organizar una mesa de carácter voluntario que pueda reunir de forma legal y reconocida a todos aquellos que estén interesados en la defensa de la Arquitectura y de la profesión de Arquitecto en igualdad de condiciones. Se trata sencillamente de una puesta en común. De unificar posturas y objetivos.

Estudiantes, Arquitectos, Escuelas, Colegios y Consejos, Asociaciones Sindicales y todos aquellos que por su actividad o fines específicos estén relacionados con la Arquitectura, están invitados a participar con voz y voto en el Foro.
Inicialmente y con carácter temporal en este primer periodo constituyente, los estudiantes me han pedido que Presida el Foro de la Arquitectura. Es su derecho como fundadores de la Asociación.

La coincidencia con los objetivos inmediatos en defensa de nuestra titulación como disciplina de ciclo único del mayor nivel académico como la Medicina y la Abogacía, la defensa de la LOE, nuestra “Carta Magna”, y, en todo caso, el alto honor que para mí representa su petición, me han movido decisivamente a aceptar el cargo.

En las repetidas reuniones mantenidas por nuestros representantes profesionales y académicos y también de los estudiantes con el Ministerio hemos constatado la pretensión ministerial de equiparar la Arquitectura con las Ingenierías, siempre especializadas, en contra del carácter generalista del Arquitecto, soslayando su singularidad. Pretenden fraccionar nuestro título en dos ciclos de cuatro y dos años respectivamente como si se pudiera ser un poco Arquitecto.

En la reunión celebrada a principios de enero de este año, el Ministerio  propuso formalmente un primer ciclo de cinco años sin atribuciones profesionales (300 créditos) seguido de otro de uno (60 créditos) fundamentalmente para la realización del Proyecto Fin de Carrera y con el que se obtendría el título de Arquitecto con nivel académico de Master.

Ante la autoritaria negativa del Gobierno a mantener una estructura de ciclo único de seis años de estudios, los estudiantes y el resto de representantes accedieron a dicha propuesta, estableciendo la condición, aceptada por el Secretario General de Universidades, del compromiso del Ministerio por seguir trabajando hacia la integración de la titulación en una estructura de ciclo único de seis años, tal y como han conseguido los médicos.

¿Qué es lo realmente importante en este asunto?
El Arquitecto español, reconocido por su formación y ejercicio en todo el mundo, es un profesional generalista en su condición de proyectista y director de obras de todo tipo de edificios. La LOE, aprobada hace apenas 10 años, lo define, al igual que las normas de Naciones Unidas, como el técnico generalista especialista en la realización de edificios, espacios habitables y su relación con el entorno. Además establece que cualquier otro profesional con la necesaria formación puede intervenir en el proyecto de un edificio en el ámbito de su especialidad, con responsabilidad propia, pero con la coordinación del Arquitecto.

Lo planteado por el ámbito académico y ministerial supone un cambio radical y la desintegración de nuestro ejercicio profesional, pasando el Arquitecto a ser un Ingeniero más en alguno de los lotes en que se dividiría el proyecto (fachadista, interiorista, estructuralista, urbanista, etc).

Este es el futuro que nos espera si no intervenimos con decisión y con la seguridad de la razón y el buen sentido: un desastre.
En un mundo global, estando obligados a ampliar el espacio de nuestro mercado de trabajo, queremos mantener el prestigio que tiene el Arquitecto español para competir con suficientes garantías en escenarios tanto nacionales como internacionales, es decir, mantener el Arquitecto en su configuración actual, competente y con plenitud de atribuciones en el sector edificatorio.



Jaime Duró Pifarré
Presidente del Foro de la Arquitectura








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