CARTA DE UN ESTUDIANTE DE ARQUITECTURA - CARTA DE UN ARQUITECTO CABREADO_STEPIEN Y BARNO







CARTA DE UN ESTUDIANTE DE ARQUITECTURA
Autores de la entrada: Stepienybarno

Soy estudiante de arquitectura, un estudiante sin nombre, porque, aquí y ahora, cómo me llamo no es importante. Creo que mis palabras representan a muchos estudiantes de arquitectura y eso sí que es  más importante. Para más datos, estoy en tercero y, tengo que reconocer que, el bicho de la arquitectura ya se ha apoderado de mí.
Hoy, hemos recibido el enunciado de un nuevo proyecto.  Y ¿de qué se trata? Pues de realizar un museo de arte contemporáneo. Sí, como lo oís. ¿Un museo?! El mismo enunciado que hace 10 años y que hace 20… triste ¿no? Los tiempos cambian, la crisis pone patas arriba el sistema y a la arquitectura (y los arquitectos) la deja temblando, pero, en la asignatura de proyectos, seguimos pensando en museos.
Como digo son ya tres años de carrera y gracias a ellos he empezado a saborear la esencia de la arquitectura; veo el mundo distinto y, para mal o para bien, el mundo me ve distinto a mí. La mayoría de los que leeréis esta carta seguramente seréis arquitectos y bien me comprendéis si os hablo de largas noches de entrega, de profesores con el ego desbocado, de los planes que realizan mis amigos de otras facultades y que, ya, ni se molestan en contarme. Pero no quiero hablar de ello; hoy quiero quejarme. Sí ¡leches! quejarme por la desconexión de la escuela con la realidad. La universidad es como un inmenso elefante, cuyos movimientos son lentos, lentísimos, y  no se recicla de ninguna manera. Algunos diréis que la universidad no tiene que estar a expensas del “mercado”, pero esto ya se pasa de castaño oscuro.
También es cierto que, dentro de ella, tenemos la suerte de tener profesores, sobre todo jóvenes, que nos tratan con respeto y que nos ilusionan con sus asignaturas. Éstos, por lo que nos cuentan, tienen un pie dentro y otro fuera; están pendientes de rollos de certificaciones académicas y no sé que historias. De esta forma, no son los mejores profesores los que tienen el puesto asegurado; sorprendentemente, por lo menos para mí, son los que peor lo hacen ¡De locos! Éstos últimos viven en su torre marfil, inmunes a la realidad y a la crisis, pensando que todo puede seguir siendo como fue.
Muchos dicen que sobran escuelas de arquitectura y seguro que no les falta razón. Pero también es cierto que los que estamos dentro queremos tener opciones de ser arquitectos. Ya es tarde para echarme atrás, esto me gusta, y mucho. Sé que no hay trabajo, que la sociedad nos ve como nos ve, pero a mi nadie me puede impedir querer se arquitecto; es mi vida y lo va a ser para siempre. Quizás, peque de ingenuidad, pero es lo que toca con mi edad, pensar que puedo, que podemos, cambiar el mundo. La arquitectura es un servicio y yo soy un servidor. Algo más grande que yo está en marcha y quiero formar parte de ello.
Tal vez, muchos de vosotros dejasteis de soñar, pero no es justo que yo no tenga derecho a seguir soñando. Porque esta es, a pesar de todo, una carrera de sueños.  Sueños encontrados y sueños por encontrar. Un mundo mejor es posible y la arquitectura tiene mucho que decir en todo ello.
También es cierto que soy de otra generación; soy un nativo digital. A lo mejor a algunos os suena raro, pero es así. Esto no me preocupa, para mi es normal, es como ser rubio o moreno; lo que me preocupa es la brecha digital que existe. La gran mayoría de quienes toman las decisiones en esta escuela pasan olímpicamente de esta realidad. No les interesa entender que el mundo ha cambiado y que nosotros, los usuarios de estas aulas, nos merecemos unas clases adaptadas a la realidad.  Si me despierto tuiteando, me comunico desde Tuenti con mi gente, tengo un blog donde voy dando la murga con mis obsesiones y paranoias y pertenezco a más de 20 o 30, qué se yo, grupos de facebook; por qué mis profesores no hacen nada para que todo ello se integre en sus asignaturas. Bueno, para ser justos, algunos sí que hacen su esfuerzo y montan un blog de la asignatura; pero… hay tanto por hacer!!
Cuánta información disponible en la red que aumentaría mi conocimiento a un solo click de distancia. La red podría ser la extensión infinita de las limitadas pareces de mis clases. Existen miles de posibilidades de completar nuestra formación, por ejemplo, con una sencilla comunidad digital que nos ayudara a que los alumnos colaborásemos entre nosotros.
Con ello, no digo que lo más importante sea el entorno digital; nada de eso, sé perfectamente que la magia de la arquitectura se transmite cara a cara, y todavía mejor entregándome a las lecciones que la propia arquitectura, en vivo y en directo, nos brinda. Soy consciente de ello, pero hibridar ambos mundos es posible y además muy barato ¡perfecto para los tiempos de crisis!
Sin embargo, en vez de animarnos a colaborar entre nosotros, se siguen empeñando en enseñarnos a competir. Los codazos y los enchufes serán el pan nuestro de cada día en el “mundo real”, pero yo quiero un mundo más humano en el que las sinergias sean ese alimento de cada día. Tantas cosas… y seguro que pensareis tanta inocencia!!
Aun así, seguiré soñando con una escuela sin profesores subidos en la tarima, soltándonos chapas de dos horas sin descanso. Seguiré soñando con profesores que me hablen de los mejores blogs de arquitectura en vez, del Croquis y demás. Seguiré soñando con trabajar como arquitecto, sin tener que ser por fuerza un falso autónomo; si para ello tengo que irme a la China, pues, muy a mi pesar, me iré.Seguiré soñando con profesores que además de ser buenos arquitectos, sean buenos docentes y consignan ilusionarme hasta si me hablan de los límites de Atterberg!
Quizás sea mucho soñar, pero si no sueño muero.



Nos hemos permitido, desde Stepienybarno, escribir este texto en una extraña primera persona, en nombre de miles de alumnos de arquitectura.

Autores de la entrada: Stepienybarno
web stepien y barnó: http://www.stepienybarno.es/




CARTA DE UN ARQUITECTO CABREADO
Autores de la entrada: Stepienybarno

Después de la “carta de un estudiante de arquitectura” que publicamos hace poco; os animamos a echar un ojo a  esta nueva “carta de un arquitecto cabreado”.
Mi nombre y apellidos, no importan. En este caso solo importa que soy arquitecto y creo que hablo en nombre de muchos otros arquitectos con las palabras que vienen a continuación. Aviso de antemano que escribo cabreado, así que lo mismo digo algo que no debiera, pero como vengan las palabras, así saldrán.
Vaya por delante que, soy el primero que reconoce que la sociedad no nos ha entendido ni valorado, en gran parte, por nuestra propia culpa. Unos cuantos arquitectos se vendieron al mejor postor, políticos e inmobiliarios, y construyeron la mayoría de los metros cuadrados de la burbuja. Arquitectos que no hacían arquitectura, sino que levantaban ladrillos uno detrás de otro.
Otros compañeros, han explotado a jóvenes arquitectos, haciendo que las palabras “falso autónomo” sonasen con normalidad. Así, mucha mano de obra barata hacía competitivos a determinados estudios de arquitectura, con todo lo que ello supone. A su vez, profesores de más de una escuela han tirado de alumnos en prácticas para sus estudios, no para que aprendieran lo que era ser arquitecto, sino  para tener todavía más barata (cero euros) mano de obra, y así  presentarse a infinidad de concursos. Esto hace que detrás de mucha buena arquitectura hay muy poca ética profesional.
Consecuencia de todo ello: muchos “Llaneros solitarios” y pequeños estudios no hemos podido competir en igualdad de condiciones. Se suponía que los concursos de arquitectura, eran la mejor y más justa manera de repartir el trabajo. Pero no se decía entre quienes!!
También estoy cabreado con los colegios de arquitectos; no con todos, pero sí con muchos. Más de uno, pequeños reinos de taifas, con señores que no escuchan, defendiendo sus intereses a capa y espada. Un visado, de dudosa valía ha sido durante años fuente de financiación y estandarte de los mismos.
La defensa de la arquitectura, ha brillado por su ausencia y la de los propios arquitectos, en demasiadas ocasiones, también.  Respecto al consejo, mejor ni hablo. Solo con el gol que nos metieron con el CTE, se necesitaba dimisión en pleno. Mucha más responsabilidad y trabajo para nuestro colectivo, a cambio de nada o casi nada.
Ah!! La responsabilidad!! Esto es de locos. Los arquitectos hemos asumido unas reglas totalmente injustas. Nos han endosado un sistema en el que estamos en “libertad condicional” a partir de nuestra primera firma como autores del proyecto. Por muy bien que esté el proyecto, nunca se podrán definir todos los elementos del mismo, pero como tengas un problema en la obra y el perito vea que no está dibujado justo ese detalle constructivo, estás jodido.
Respecto a la obra, mucho peor. En qué cabeza cabe que se puede controlar todo lo que ocurre en la misma, ni aunque vayas todo los días. Algo siempre se escapa y ese “algo”, seguramente, será lo que con el tiempo pueda dar problemas. Como seas coordinador de seguridad y salud, que Dios te pille confesado.
Pero eso sí, si sucede cualquier desperfecto, nuevamente, estas frito. El juez no tendrá piedad, incluso si no ve el tema muy claro. En caso de duda: responsabilidad solidaria. Nuestros seguros que, normalmente, son los más altos, le hacen decidirse a su señoría por que nuestra cabeza ruede, sí o sí.
Seguros que ahora, con una crisis de caballo y sin que seguramente vuelva a firmar un proyecto en años, tendré que seguir pagando religiosamente, porque siempre habrá algún abogado aburrido que encuentre algo donde rascar en una de mis obras.
Pero bueno, no nos vamos a preocupar ahora del dinero, no? si los arquitectos estamos forrados y hemos ganado lo que no está en los escritos!! Pues no, no señor. La sociedad pensará que es así, pero nada más lejos de la realidad. Como he dicho al principio, miles de compañeros se conformaron, durante años, con poco más de 1000 euros, sin contrato, sin vacaciones, sin seguro y con un “hasta nunca” en cuanto las cosas se pusieron complicadas. A la mayoría de los arquitectos, cobrando unos honorarios dignos por proyecto, nos ha dado para vivir con normalidad, pero nada más. Bueno… los macizadores y las “estrellas” de la arquitectura sí que se han forrado, pero ¿cuántos eran estos?
No puedo desaprovechar estas líneas para decir mi opinión sobre las Escuelas de arquitectura. Si los colegios de arquitectos son dinosaurios, éstas son por lo menos elefantes. Sistemas oxidados y lentos,  anclados en los años ochenta, que se mantienen en pie por la ilusión y entusiasmo de jóvenes y estupendos profesores que ven como la suela de muchos catedráticos se dirige hacia ellos cuando se les ve demasiado.
Por último, quisiera agradecer al Ministerio de Economía que nos quiera poner la puntilla. Lo que hay que ver! Por favor, que ya estamos moribundos sin que nos aprieten más!! Dios aprieta pero no ahoga, o por lo menos eso dicen. No sean ustedes más despiadados que él!!
Si los ingenieros no han estudiado arquitectura, pues no pueden hacer arquitectura. Se cae por su propio peso. Si esto sale adelante será algo tremendo, tan malo como si a mi, por saber proyectar las instalaciones de una casa, me ponen al mando de la NASA. Mal, no? pues aquí pasa lo mismo, pero al revés #NoalaLSP
Pero bueno, no hay que alterarse, ni preocuparse; esto dicen nuestros dirigentes, que ellos en los despachos sabrán sacarnos de esta!! Seguramente, igual que nos libraron del maldito CTE.
Hasta aquí hemos llegado. Yo no doy más de mi; amo la arquitectura con todas mis fuerzas, he disfrutado como nadie con mis clientes, entiendo mi profesión como un servicio a la sociedad,  incluso, a pesar de todo, recuerdo mis años de la Universidad con gran cariño, pero ya no tengo fuerzas.
Seguramente, no es el momento de llorar, sino de proponer; pero hoy, a modo de desahogo, quería expresar mi cabreo. Mañana prometo ser más positivo, pero antes de avanzar, a veces, conviene ver cómo está el patio, para ver cuanto tiempo se necesita para barrerlo.


Este artículo ha sido escrito por Stepienybarno y el título y la aparente falta de autoría del mismo, es solo una licencia literaria que nos hemos permitido.
Autores de la entrada: Stepienybarno
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